Lección de vida en Cobá
Hace unas semanas, los Working Gringos hicieron algo que todos los expatriados terminan haciendo tarde o temprano: recibir la visita de familiares y amigos. Actualmente nos negamos a ir a Chichén Itzá más de una vez al año, pero nuestras visitantes más recientes (una de nuestras hijas adultas y su mejor amiga) querían conocer una zona arqueológica maya. Admitieron que lo hacían más bien por remordimiento de conciencia, para darle un toque cultural a un viaje que, de otro modo, consistió básicamente en asolearse, ir de compras y comer… cosas maravillosas, pero que se pueden hacer en muchos lugares del mundo. Las ruinas mayas, en cambio, son aventuras únicas que solo se viven en esta región, y no querían regresar a casa sintiéndose como unas completas filisteas.
Demasiados dispuestos a ayudar a cualquier ser humano a liberarse de la culpa, aceptamos llevarlas a algún sitio, y elegimos visitar las ruinas de Cobá. Las chicas nunca habían ido, y los Working Gringos nunca habíamos pasado más allá de la primera estructura, justo al entrar. Esta vez, nos propusimos pagar la entrada y tomar la bici hasta llegar a la gran pirámide por la cual Cobá es más conocida: Nohoch Mul. Las autoridades aún permiten escalar Nohoch Mul, y nosotros también nos apuntamos.
Cobá es fácil de encontrar
Cuando llegamos a la glorieta en la carretera entre Tulum y Valladolid que marca la desviación hacia Cobá, nos recibió un camino pavimentado completamente nuevo, que no existía hace apenas tres meses. El pavimento se acababa a unos cientos de metros en dirección a Cobá, pero por el aspecto, seguro que llegaría hasta las ruinas en lo que uno dice impermeabilizante (¡ándale, dilo! estamos seguros de que la carretera ya está terminada). El pueblito de Cobá es tranquilo y sin mayores atractivos (aunque Wikipedia dice que tiene más de mil habitantes), con unos cuantos perros echados por ahí y algunos turistas desorientados que parecen haber aterrizado en el planeta equivocado. La carretera termina en un hermoso lago rodeado de pantanos (¿y cocodrilos?), uno de los cuatro por los cuales también es famosa Cobá (los lagos superficiales en Yucatán son rarísimos, y más aún encontrar cuatro en un mismo lugar). Doblando a la izquierda en el lago, se llega directo al estacionamiento de las ruinas de Cobá.
Al llegar a ese estacionamiento, te das cuenta de que has llegado al planeta del turismo y que los visitantes anteriores no estaban tan perdidos después de todo. Aquí te cobran $50 pesos por estacionarte (CINCO veces más que en Chichén Itzá, pero aún así menos de 5 dólares). El enorme terreno polvoso tenía por lo menos diez o quince autobuses de lujo la mañana que fuimos, además de varias camionetas de AllTournative Tour Company y otras agencias. Cada uno de estos vehículos había descargado al menos cinco extranjeros, la mayoría tomando un descanso breve de sus vacaciones en la Riviera Maya.
Andar en bicicleta
Pagamos y entramos. Habíamos oído que la pirámide principal está como a una milla dentro de la selva, así que íbamos preparados para el módulo de renta de bicicletas, justo después de la primera lomita del sendero. Después de revisar el mini-juego de pelota y algunas otras estructuras que están cerca de la entrada, nos fuimos a rentar bicicletas. Al principio pensamos en rentar dos tricicletas (triciclos mayas impulsados por personas, con espacio para dos pasajeros), pero aparentemente ya estaban todas reservadas por parte de las hordas recién bajadas de los autobuses. Así que nos conformamos con cuatro bicicletas de montaña impulsadas por gringos, de distintas edades y condiciones, por $30 pesos cada una (las tricicletas costaban $95 pesos cada una). Claro que pudimos haber caminado gratis, pero ¿dónde está la diversión en eso?
Al pedalear hacia el primer grupo de edificaciones, todos comentamos cuánto tiempo había pasado desde la última vez que anduvimos en bicicleta (entre cuatro y veinte años, según cada quien). Todos notamos lo duro que estaba el asiento de la bici (y algunos todavía lo seguíamos notando días después…). También descubrimos con desánimo que el camino parecía ir en ligera bajada, lo cual nos permitió avanzar sin mucho esfuerzo… pero eso solo significaba que el regreso sería en subida, y nos exigiría más pedaleo y, quizás, algo de esfuerzo real. Además, todos medimos más de 1.70 m y ninguna de las bicicletas parecía haber sido diseñada para alguien de más de 1.50 m. Sentíamos que andábamos en la bici de nuestro hermanito, ¡pero eso también fue parte de la aventura!
Debemos admitir que no nos impresionaron mucho los tres o cuatro conjuntos de ruinas que vimos antes de llegar a la Principal. Las estelas protegidas por techitos de palapa estaban tan erosionadas que resultaban indescifrables para el ojo no entrenado. No estábamos muy seguros de que esos techos realmente las protegieran. Eso sí, notamos que las estructuras nos recordaban más a Uxmal que a otras ruinas que hemos visitado en Yucatán, especialmente una que era ovalada y de tres niveles, que evocaba la Pirámide del Adivino en Uxmal. Otra cancha de juego de pelota tenía códices mayas tallados en piedra con gran detalle.
El plato fuerte
Pero al llegar al final del sendero, cualquier pequeña decepción desapareció. Frente a nosotros se alzaba una torre de escalones de piedra más alta que El Castillo de Chichén Itzá (al que, como quizá sepas, ya no se puede subir). Nohoch Mul, la gran edificación escalonada de Cobá, es completamente escalable, y cuando llegamos había al menos cincuenta personas de todas nacionalidades trepando por ella. Nos quedamos un rato abajo, decidiendo si subir o no, y al final dijimos: ¡vamos! ¿Cómo íbamos a escribir sobre Cobá con la conciencia tranquila sin haber conquistado el Santo Grial de la vista desde la cima?
Como suele pasar con estos retos de escalar piedras, subir es lo fácil. Especialmente si mantienes la mirada al frente y usas manos y pies para trepar (el método preferido de la Working Gringa). Se complica un poco si te detienes a descansar a la mitad y volteas a ver (¡ay nanita! Mejor no lo hagas…). Pero ya en la cima, hay una plataforma firme que te deja recuperar el aliento (y recoger el estómago, que seguro se te quedó cerca de los pies). Ahí puedes ver los dioses descendentes (los mismos de los templos de Tulum) decorando los dinteles del pequeño templo en la cima. Aparte de eso, lo más impresionante es la vista. ¡Y qué vista! La mejor de todo Yucatán, sin duda (o como dirían los dioses, con las manos abajo).
Por esto las construyeron, seguro
Esa vista y la brisa fresca que la acompaña, estamos convencidos, es la razón por la cual se construyeron estos templos. ¿Qué sacerdote o rey no querría elevarse sobre la opresión de la selva y sentirse como un ave en pleno vuelo? ¿Qué gobernante podría resistirse al poder que le daba esa perspectiva? ¿Quién podría decirle que no a una brisa marina constante en pleno calor sofocante? ¿Cuál era el chiste de ser rey o sacerdote si no podías disfrutar de estos lujos, quizás los más valiosos de estas junglas calurosas y húmedas?
Ahora, como sucede en todo el mundo, los simples mortales también podemos disfrutar estos lujos reales, y éramos como veinte en la cima, bebiendo agua y posponiendo lo inevitable: bajar. Bajar una pirámide tan alta es un acto de fe que se ve más peligroso de lo que realmente es… o eso nos repetíamos mientras lo hacíamos. (Escuchamos a alguien decir: “No nos dejarían hacerlo si fuera tan peligroso”, mientras descendía. ¡Oh, tú que tienes tanta fe!) Working Gringo, con sus piernas larguísimas, prefirió bajar de pie, mientras Working Gringa y las chicas adoptaron el método del sapo invertido: bajando con manos, pies y trasero. Más lento, pero bastante seguro, y todos llegamos sanos y salvos.
Abajo, regresamos a nuestras bicis, con las piernas gritando por el esfuerzo de pedalear y escalar. Esos mayas… tan ingeniosos. Algunos tricicleros ofrecían llevarnos de vuelta dejando las bicis ahí, por otros $35 pesos por persona. Tentador, sí, pero decidimos aguantarnos y terminar lo que habíamos empezado.
Lecciones de los dioses de la bici
Así terminó nuestro viaje a Cobá, con una lección de vida cortesía de los dioses de la bicicleta, esas deidades menores a las que no rendíamos culto desde la infancia. De alguna manera mágica, el camino de regreso también iba en bajada. Nuestras piernas se sentían más fuertes, y teníamos más confianza con las bicicletas después de haber practicado. El día se había puesto fresco y el sendero sinuoso parecía hecho para pedalear rápido y con libertad. Regresamos todos con el viento en el cabello y una chispa de alegría en el corazón, porque andar en bici, al final, es pura DIVERSIÓN. Y lo hacíamos juntos, en medio de la selva, esquivando turistas como si fueran obstáculos en una pista de slalom. No nos caímos, no nos detuvimos… ¡volamos como el viento! Cobá, con su selva, su torre y sus bicis, nos devolvió la infancia por un momento.
¿La lección de vida? Hay valor en terminar lo que uno empieza. Y sí, Virginia, sí se puede caminar cuesta arriba de ida y de regreso bajo la nieve, pero también se puede pedalear cuesta abajo en ambas direcciones en la selva. La vida en Yucatán está llena de sorpresas pequeñas, significativas y mágicas.
Comments
Bethan 16 years ago
In addition, although the local guides usually don't speak a ton of English- if you speak enough Spanish- the older men who work there are the ones who did the original archaeology on the ruins.
Reply
Bethan 16 years ago
You aren't giving Coba enough credit- I currently live in Merida but while I was a student, visited Coba twice- for a month each. Take a walk around the village- the majority of the roads are ancient sacbe's and the piles of stones that you see are actually ruins. If you venture past the ruins, to the south side of the lake you will find three beautiful cenotes and a cultural center. The culture center will soon be featuring exhibits of photographs by anthropologist, Dr. Ellen Kintz- almost 40 years of recorded history of the village. The cenotes are cheap- you can buy a package to see all 3 for mere pesos and there is a zipline along the way. If you look carefully, you are sure to see several spider monkeys.
For backpackers, bikers, and those who want a real sense of what pueblitos in the peninsula are like, I recommend staying in Coba for the night. The Club Med is nice- but you can find equally comfortable accomodations at Hotel SacBe- on the north side of the lake, on the left as you enter. A room there is about 150p a night and Guillermo, the cook, and Modesto the owner are very accomondating .
Moral of the story, travel around these small villages- ask the locals what there is to see and where to stop- you will be surprised!
Reply
Working Gringos 17 years ago
Actually, Tim, we've all been to Ek Balaam a few times so we wanted to go somewhere new to us. It is a glorious place, and all the more glorious because one can often be alone there. We don't like to rate the zones... we think of them more like Pokemon cards. You know.... collect 'em all!
Reply
Tim 17 years ago
While Cobá is OK, I'm surprised you didn't go to Ek Balaam since it's closer (near Valladolid), far more interesting, and involves a lot less hiking. The carvings and murals at Ek Balaam are fascinating and extremely well preserved. I found Ek Balaam to be superior to Cobá for several reasons.
When we visited Cobá, we needed an English-speaking guide for my parents. He just went through the motions, barely, and relied heavily on a notebook (I don't need to look at a picture of something in a notebook when I'm standing in front of it), and his English was less than stellar.
The guide at Ek Balaam was really excited about the finds there, and it showed in his delivery. In addition, his first language was Maya, not Spanish, and he took the time to explain the language to us. From the top of the pyramid, you can see Chichen Itzá in one direction and Cobá in the other, as the sites were supposed to be one day's journey one from the other by sacbé.
Reply
Kim G. 17 years ago
Mexican pyramids are so steep because they were designed for human sacrifice. Once the victim had been sacrificed, the victim was allowed to roll down to the bottom, where he was eaten by the waiting crowds. Cortez saw one of his men sacrificed thusly. Apparently in pre-Colombian Mexico, meat was very scarce, and so humans were sacrificed not only to propitiate the gods.
If you don't believe this, do some research. It's the ghastly truth.
Regards,
Kim G
Boston, MA
Reply
Meredith 17 years ago
I just got back from my second visit to the Yucatan, and Coba was one of my favorite places on this trip. We went towards the end of the day, so there weren't that many people. The pyramid was great, and at every other site besides the big pyramid, we felt as if we had the place to ourselves. The next day we went to Chichen Itza and it was such a let down. Since its now one of the new 7 Wonders of the World, there were tons of people there. Also, there were souvenier sellers everywhere INSIDE the ruin site. You couldn't stop for 5 minutes to look at something without someone trying to sell you something. I don't mind that outside the ruins, but inside, I wanted to have some peace. That same day though we went to Cenote Dzitnup (fabulous!) and the ruins at Ek Balam. Both of those were amazing and I would recommend doing those instead of paying 10 times as much to go to Chichen Itza. If you are going further into the Yucatan near Uxmal, check out the hard to reach ruins at Oxckintok and the privately owned caves along the same road. You feel like you've discovered a lost world out there.
Reply
norm kwallek 17 years ago
Coba is nice, the Club Med is nice if you need to stay overnight but I like the Rio Bec area for ruins. There are tons of them, with Calakmul being "hands down" the coolest site in Yucatan. Its in a Eco Zone down off Rt#186. The air at the site smells like copal, there is wildlife everywhere, you could spend a week looking the region over. Its big timber country down there so the wood working industry is big, if you need stuff for your place that is a good place to buy. The coast road going down, south of Campeche, is worth the whole drive down.
Reply
(0 to 7 comments)