Ensueño inmobiliario
Nota de la editora: Esta pieza nos fue enviada por una lectora, Ann Marie Brown, quien vive en Mérida y está viendo cómo construyen su casa. Como muchos de nosotros, ella ha observado a los hombres trabajar en su casa de una manera completamente diferente a como se hace “en casa”. Esperamos que disfrutes este vistazo al proceso de construir y renovar bienes raíces en Yucatán.
Un paseo nocturno
Es hora de un paseo tranquilo en esta hermosa noche en Mérida. La luna llena ilumina el borde blanco de las casas y finalmente la calma se instala en esta bulliciosa ciudad que llamamos hogar. Las luces de la calle brillan tenuemente a lo largo de las banquetas irregulares mientras nos dirigimos hacia el mercado de Santiago. La nevería está abierta y los niños juegan en los columpios y resbaladillas. Las familias se reúnen en el parque para disfrutar la frescura de la noche. Mujeres y hombres mayores se sientan afuera, en la entrada de sus casas, con las sillas enfrentadas. Platican y disfrutan la brisa fresca mientras nos saludan a nosotros y a otros vecinos. Algunos descansan en sus salas, se escucha el sonido de la televisión a través de las ventanas abiertas. Vamos a ver nuestro futuro hogar de noche. No lo hemos visitado en la tarde-noche antes. Será la primera vez. No entraremos, solo lo disfrutaremos desde el otro lado de la calle.
Ellos están dormidos. Una luz tenue brilla hacia la parte trasera de la casa. Vemos hamacas de colores vivos meciéndose con la brisa que corre desde el frente de la casa hasta el fondo. Esta es su casa, aún no la nuestra.
Los albañiles
Los trabajadores llegan temprano el lunes por la mañana en la parte trasera de un camión, son diez en total. Vienen de los pueblos. Parecen tan jóvenes, aunque muchos son mayores de lo que pienso. Me cuesta adivinar sus edades. No soy de la misma cultura. Estos hombres son mayas. Tienen esposas e hijos en los pueblos donde se quedan desde el sábado en la tarde hasta el lunes en la mañana. El resto del tiempo trabajan, comen y duermen en el lugar que yo eventualmente llamaré mi hogar.
Durante cuatro meses han estado sacando enormes rocas y quitando la capa superior de tierra para que se pueda construir la alberca y la extensión de la casa. Las piedras que sacan son enormes, a veces de casi un pie de diámetro. Son extremadamente pesadas y aun así estos pequeños hombres, que quizá no pesen más de 45 kilos, logran sacarlas del suelo. Las apilan por tamaño y luego las usan para la cimentación junto con cemento. Los árboles que quitaron los cortan en pedazos movibles y las ramas pequeñas las guardan para las fogatas donde cocinan sus comidas diarias. Nada se desperdicia. Toda piedra reutilizable se guarda para la cimentación. La tierra vegetal se guarda para cuando se instalen los jardines. Una pequeña tina exterior se usa para bañarse y el agua proviene de una llave que han logrado conectar a la cisterna. Me asombra su frugalidad y su ingenio.
Sus habilidades se han transmitido de otros trabajadores, no de un maestro o de un libro. Las cimentaciones que construyen parecen piezas de arte. Las piedras están bellamente ensambladas, como en un rompecabezas, y luego cementadas en su lugar. Su ojo para armar las paredes es asombroso. Su profesionalismo, incuestionable.
Me impresiona lo atentos, cuidadosos y formales que son. Si camino por la propiedad, inmediatamente agarran sus camisas y quieren ponérselas. La cultura es de modestia. Me cubro los ojos, digo "No hay problema, hay calor" y paso. Siempre los saludo y al salir agradezco personalmente a cada uno de los trabajadores. Les estoy muy agradecida. Renuncian a tanto de sus vidas solo para ganarse la vida y mantener a sus familias. Y sin embargo, parecen felices. Bromean y ríen mientras trabajan. Son un equipo bien organizado. No hay bulldozers ni equipo sofisticado. Solo los hombres, sus palas y picos. Usan pedazos de madera para hacer palanca y sacar piedras. Carretillas van y vienen, llenas de piedras y tierra. Las rampas se hacen con tablas que sobran en la propiedad. Los grandes recipientes de plástico sobrantes sirven de soporte para maderas delgadas que usan como bancos. Durante sus descansos, comen y descansan en el piso. Uno lee el periódico, otros platican en la hora de la comida y algunos duermen. La comida es alrededor de la una de la tarde, cuando la temperatura sube a un nivel insoportable. El trabajo se hace mejor temprano en la mañana, antes de que el calor sea abrasador. No hay sombra en las áreas donde trabajan afuera. Algunos trabajan dentro, quitando el enjarre de las paredes para hacer las canaletas de la instalación eléctrica y de plomería.
Elegancia y gracia
Ojalá hablara su idioma, me encantaría saber sobre sus familias. Espero que sean felices en casa, que sus hijos y esposas entiendan lo difícil que es su vida durante la semana de trabajo. Me siento tan distante de ellos y sin embargo los adoro. ¿Cómo puede una vida tan sencilla y dura llevarse a cabo con tanta elegancia y gracia? Tal vez los esté idealizando, y sin embargo parecen increíblemente felices mientras hacen un trabajo tan pesado.
En algún momento se irán a otro trabajo, a otro sitio. No quiero lamentar ese día todavía. Otros trabajadores vendrán a hacer acabados, cosas que toman mucho más tiempo. Pero estos hombres que se ganaron mi cariño no se desvanecerán de mi memoria. Son especiales.
Comments
Tita Sokoloff 9 years ago
Beautifully expressed. I, too, am experiencing the building of a Merida home. Many friends and acquaintances constantly question my stamina and fortitude for enduring such an experience in Mexico. No one believes me when I explain it's actually easier than going through building in the US. It's just a different process of stepping back and going with their pace and strategy.
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Peggy Curtis Clark 9 years ago
Ann Marie, Walter and I really enjoyed reading the article you wrote about your home. It means a lot to us since we saw your home in the very very early stages. Can't wait to return to see the progress that's been made and to visit with you and Steven. Take care my friend . very sincerely Peggy clark
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Charlie Harrigan 9 years ago
Could not have said it better myself. I live in Rio Lagartos and am also experiencing the same with our construction workers. They arrive in a truck with smiles and all day I hear laughter, singing and whistling. They have enriched my life and I am even learning a little of the Maya language. I have never questioned our move from the USA and having them here only affirms our decision. If your ever this way I would love to swap stories
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Liliane Karnouk 9 years ago
Well written Ann Marie, above all I appreciate your humanity...
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caroine 9 years ago
Hello Ann Marie, what a beautiful letter, regarding the workers, while building your home. I will be in Merida for my first time this Dec. around the 12th. Looking forward to what awaits me. I have heard so many wonderful things about the area.
Regards
Caroline
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